Crónica de algo que quiero crónico

El fin de la semana le da comienzo a otra. Y la siguiente sólo empieza bien, si la anterior tuvo un final feliz.
Mañana empezará una semana de aquellas. Lo sé porque los días que pasé desde recorrer las góndolas en busca de más placeres, así lo fueron.

Los panchos saben más ricos si son hot-dogs y si vienen acompañados por la mejor compañía, todas las estrellas y un increíble postre.

La ropa limpia siempre huele mejor, si sólo se la recoge y se vuelve a casa para que te preparen chilaquiles verdes con uvas verdes (y sin carozos) de postre.

En las siestas sólo descanso si vos y yo descansamos sin dejar de estar juntos, porque queremos seguir estándolo en cada vuelta del colchón.

Volver a ver una peli sólo se torna atractivo si al mirar a un lado te veo y puedo tomarte una foto.

Tacos, ensalada y galletitas con leche sólo se recomiendan en el único caso de contar con 2 metros cuadrados de colchón, un atardecer celeste, y caricias de película (porque nunca lo dije, pero si lo son, casi irreales, siempre perfectas).

Seguir en la cama, sin cambiarse de ropa ni atreverse a peinarse, siempre es bueno. Pero elegir hacerlo es lo más. Los padrinos mágicos y la magia, que nos viste y desviste.

Ver una peli mala, es genial, siempre y cuando sea acompañada por ron, vodka, jugo de naranja y coca.

Ver una hamburguesa en la tele es algo grandioso. Solamente, si al terminar el trago se recorre la ciudad por una. Unas. Descubrir que el Burguer abre hasta la 1, es aún mejor que haberse decidido a ir.
Disfrutarla como si no hubiese comido. Disfrutarte como si no te hubiese visto. Verte y verte más. Y verte más de cerca.

Ver otra peli mala, suele ser la mejor decisión. Siemrpe y cuando sea la excusa perfecta para poder intercalarla con besos y con miradas que sólo se cuentan en mi.

Dormir. Y dormir más y despertarme para darme cuenta que es aún mejor de día. Eso… 11 puntos.

Decidir no bicicletearlo más e ir a biciletear. Grandioso. Animarme, con vos, y volar sobre ruedas, con miedo, y lo mejor… disfrutarlo.

Comer chilaquiles de nuevo. Darme cuenta de que también saben ricos en un bar perdido en el tiempo. Saber que mejor espacio que ese no hay, porque es el nuestro. Perdido para nosotros.

Bajo ninguna circunstancia, dudar en caminar, recorrer, ver, elegir y decidir, porque estaré segura de que vendrán pláticas de la mano.

Qué mejor, después de todo lo anterior, que ver otra peli, en el cine, en un viejo cine, en un nuevo cine para vos y yo. Se disfruta, la disfruto si y sólo si, voy con vos, porque te miro y sé que sos vos el que está al lado y porque puedo decir lo que me sale, porque así me siento.
Y vuelvo a sorprenderme, pero así me sale.

Llega el final del finde. Compu, guitarra, cierre de domingo y apertura a lunes.

Y me despido de este post, contenta y tranquila sabiendo que los panchos saben más ricos si son hot-dogs y si vienen acompañados por la mejor compañía, todas las estrellas y un increíble postre.

Posta. Que sea crónico.