Si!SHA!

Si me siento a escribir mi historia seguro me quedaría sentada.

Venta de Bazar

Toda la situación me hizo acordar a aquel personaje de Moon Palace y su casa armada de cajas y más cajas de libros.
“No. Los libros no se venden”. Pero ahora me pongo a pensar que las historias no tienen peso, y menos las relaciones que uno genera en su cabeza. Eso se queda conmigo siempre, por lo menos conmigo.
Entradas de cine, papelitos de caramelo, notitas, hilos, florcitas. Yo las guardo. Me ato a ellas como si conservaran intacto el momento, y en realidad, la inteligencia está en encontrar un bolsillo en mi cuerpo donde cargar esos espacios tan llenos de cosas. La inteligencia está en poder llevarlos sin sobrepeso; total, intactos o no, están. Y si mutan o no, ya ni me acuerdo.
Hay miles de Leas girando por ahí, de hecho, creo que me convertí en una.
Más diver es pensar que yo puedo empezar a contar sus historias y que alguien continuará contando las mías.

Me olvidaba…

Cada vez que hablo o algo, me olvido de contar que:
Probé Birria

Y me gustó

Que conocí Tequila. Y que descubrí que pasear un día está bien y que más que eso, sería demasiado.

Que Blue Man Group vino a Guadalajar y fui una de las privilegiadas (Kuk, una vez más gracias X2).

Y eso, lo demás lo saben quienes lo saben y los que no, pos no!

StoryBoard

Fragmentos. Historias dentro de la historia.
Tan sencillas y fundamentales como un perfecto desayuno, en un perfecto domingo, de un perfecto fin de semana.
Con Fanta, brindo por infinitos días de sol.

Connecting…

A casi una semana de no publicar, publiqué.
La ausencia de palabras nada tiene que ver con la ausencia de ideas, de sentires, de pensares. No.
Fueron más bien días de correr sin sudar, de conocer estando en el mismo lugar, de familia que no es la mía y de desconexión del ciberespacio, para conectar con otro espacio, también desconocido.
La oscuridad iluminada por el brillo que G seleccionó para que me ilumine, me ilumina. Me encuentra pensando, vestida conmigo misma, cosa que es bueno; qué digo, muy bueno.
Miradas de nuevos momentos que se asoman. Expectante los veo acompañados de estrellas nubladas, de siluetas de edificios, de sonidos del volver y de árboles, que si me guiara por la noche, serían de verdes mojados.
Se acumulan. Las ganas de escribir se acumulan. Están ahí latentes al punto de ponerme a dudar. De creer (confieso) por más de un momento, que mis manos dejarán de moverse alocadas, saltando de letra en letra, dejando estela de mis días.
Pero acá están otra vez. Sin dejarme mandar y siendo ellas. Es como si ese lado de mí que quiere pensar está dormido, y el mensaje va directo de ese sector izquierdo tan preciado hasta el final de mis dedos.
Y hacen lo que quieren, y eso se siente tan bien. Es un suspiro descrito por Serif y el peso del carácter es el justo. El que debería ser y que por suerte, es.
Suerte?
En fin, escribo y me hace feliz.
(La nostalgia ayuda. Si. Los momentos de poca luz inspiran. Y la verdad-verdad, es que se siente tan bien –como tantas otras cosas- que al pedo indagar. A Birabent la lluvia no lo inspira, y sin embargo, a mi me hizo dar a luz unas cuantas palabritas).

Elie de “liuvia”

Se habla tanto, se dice tanto, y se dijo tanto acerca de la lluvia, que no sé qué más podría contar yo.
Pero hoy llovió y definitivamente fue diferente a otras veces, porque una vez más fue la primera lluvia de la temporada.
Mayos atrás creí que sería la única primera lluvia, de hecho, el único primer mayo y hoy, terminando el mes, nos encontramos otra vez acá (mayo y yo, en Guadalajara).
Algo que me encanta y quiero copiarle a la lluvia de Guadalajara es la posibilidad de sol, la capacidad de nublarse solamente para chocar y dejar caer el agua; agua que enfriará las tierras, despejará los polvos y lavará (quién sabe qué).
La originalidad está en esconder la fuente dicen, pero tan limpia y pura es, que la cito.
Lluvia, te tomo como ejemplo. Parto de vos, para que este año que por ahí empieza hoy, empiece limpio, con fuerza, con posibilidades de raíz.
Lluvia, hola. Qué bueno encontrarnos acá.

Principito

Viste las ropas de su propio mundo. Y lo elige, día a día lo vuelve a elegir.
Lo vive y disfruta hasta con todos los muros que se crean en su andar. Al caminarlo su magia logra hacerlos parte del paisaje, de una foto que se elige guardar.
En este caso, en este mundo, lo esencial es él, y es sencillo verlo.


Su andar es común. Su dirección, única.
Es ejemplo y es sol.
Es la admiración pura y la mismísima bondad mezclada con el origen del cinismo inteligente.
Es belleza y es margen, y completa todos los rincones que aparecen a su alrededor.
Es un mundo de vasos llenos.
Es un mundo al cual entro cuando quiero y lo disfruto como nada, porque Principitos así hay uno solo, y no es un personaje, es una persona; y es luz.

Para vos 11. Para días de sol, y esos días de sol que nos cuesta encontrarlo.
(tardé en dejarlo flotando en el cyberespacio, pero tu mail me insipiró; esas ganas de lo que viene que te caracterizan como nada)

Anónimo

“Hay lugares muertos en los espejos”.
Eso detonó la historia. El cuento de recorridos y calles que nunca antes habían existido y que de golpe no sólo cobraron vida, sino que vivieron conmigo.
Una vida que estaba apagada o latente a la espera de un nuevo punto en el mapa. Esa vida jamás pensada, pero tan esencial en mi hoy.
Entonces pienso que uno nunca termina de conocerse, o a lo mejor uno nunca termina de convertirse en uno, y eso abre mis labios hasta desenvolver una sonrisa.
Nuevos Aires. Tengo un lugar y es ese. Genial, porque se va conmigo siempre, lo llevo yo en vez de él a mí, y eso es lo que nos hace nómades de una misma tierra.

Entonces la próxima vez que mire por un espejo, no me quedaré conforme. Buscaré esos lugares anónimos (como prefiero llamarlos) hasta poder recorrerlos todos.

Frase del día

El amor es como el sol. No porque brille para ti brillará menos para los demás.
Marqués de Sade.

True. True.

Escrito en el cuerpo

Dije varias veces que escribir es grande. Que da, que pide, que entrega, que abre, que entiende y que prende la luz.
Una vez más lo vuelvo a escribir.
Mis aritos de metal quirúrgico son lo más, pero tirada en la cama lista para empezar una nueva nota, preferí sacármelos, y al hacerlo encuentro que uno ya no tiene su tuerquita.
Hueva. Tendré que buscar otra que encaje perfectamente.
En fin. Vuelvo a mi, me busco y busco en mi memoria de los últimos días y de los últimos 25 años para dejar nuevas letras en el papel.
Me meto en mi para pensarME y ahí está. Entre 2 de mis atributos, la tuerquita deseada.

La reflexión mueve montañas. Gracias.

LUZ

Y colores. Muchos colores para mí este fin de semana.

De los muchos significados de SIEMPRE ES HOY

Hoy vuelvo a escribir de mí.
Escribo de esos días que son mes pero que se convierten en otro día más.
Escribo porque tengo una hoja, porque mis dedos se mueven, y porque mis adentros me reclaman.
Escribo acerca de todo y en realidad acerca de nada. Divago y cavo bien profundo hasta encontrar lo que en realidad quiero decir. Pero esas cosas sólo se dicen, o en realidad, sólo NO se dicen.
Entiendo el por qué del asunto: El hoy se vuelve tan fuerte que se traga el mañana haciéndolo propio y llenando de pretérito las horas de este día.
En el fondo encuentro lo que vine a buscar, tengo lo que quiero y sé que hay días que son meses, que son momentos tan intensos que dejan de serlo, para convertirse en puntos de partida. Pero hasta llegar al fondo, me atravieso, y al hacerlo, a veces me rompo y me figuro como una porcelana; débil, frágil, suave.
Es tan fuerte el choque que quiero ser yo de la forma más pura, y a la vez, dejarme ser, para tomar de la circunstancia ramas para crecer.
La respuesta está en mi, porque de mi habla el hoy, porque soy yo la que lo vive. Y esa respuesta me dice que en ese atravesarme, mejor dejarme caer, porque sino los roses serán duros, y porque al fin y al cabo, sé que en el fondo encuentro lo que busco.

Wheater channel

Existen miles. Tantos como climas posibles, y no hablo solamente de los 3 fantásticos eh? (sol, nublado, lluvia).
De los que hablo son climas personales, que se encuentran en climas particulares.
Entre un vodka, una brisa y un encandilante atardecer, yo encontré el mío.
Definitivamente soy feliz en la playa. Me siento bien, todo me cae bien, no necesito más. Sólo la playa.
Esta vez fueron playas solitarias, carpas, solcito, olas grandes, mucha gente y mucho silencio. Otras veces habrán sido fiestas, silencios que parecían eternos, playas llenas de gente, playas vacías, lo que sea, pero yo, siempre en ese canal tan perfecto, que cualquier tipo de zapping estaría totalmente fuera de lugar.

En este viaje cargué con otra mochila más, la de los recuerdos. Largo año de playa y descontrol, de gente y de familia. Todo eso viajó conmigo. De un extraño modo de dije chau, y de otro aún más extraño modo, le dije hola; y así, cargué su peso, me sirvió de almohada y de abrigo.

Fue un finde de esos que sé que durarán por muchos findes más. Un finde wow, un finde redondo, un finde GORDO.