Volví a confirmarme que soy donde voy, que todo lo que recorro se queda en mi, y que la gasolina que me mueve es la ruta.
Los silencios, los baches y las partes tan lisas que reflejan sol como un lago.
Las fotos que toman los ojos, las que guardo en discos de música que giran y giran en mi cabeza.
Viajé y sigo viajando porque es un state of mind, una forma de ser y es justamente la que elijo yo.
También me encontré viajando hoy por la mañana. Sentada en uno de los 2 banquitos de la parada de camión. Más quieta que el banco, pero más lejos que el sol, que casi ni se asomaba en ese momento.
Viajaba sobre hojas escritas que sin darme cuenta, me escribían los minutos mientras esperaba la llegada de mi día.
El ruido era el de las letras. Las imágenes, las que veía yo, y no las que me veían a mi.
Era un banco, y fue mi pasaje a otra mañana.
Y sea en barco, alfombra mágica u hojas de papel, viajo. Y no quiero olvidarme, porque me gusta.
Así que eso, me ato este post al dedo, y me cambio el anillo de lugar para siempre saber que viaje que viajé, vive en mi; que viaje que viajaré, me mueve hoy.
De un lunes que empieza la semana terminándola.
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