Vasodilatante

Posta que siento que las letras se derraman de mis hombros, recorriendo las venas de mis brazos y volcándose en la hoja, sin que mis dedos ejerzan resistencia.
Ideas de posibles logros profesionales rondan mi cabeza, pero sin embargo vuelvo al doc., vuelvo a querer hablar de mi, no de otros.
Mis ojos se abren, cada vez más, cada palabra y cada punto y coma.
Mi escritorio lleno de colores me pide uno más, y le regalo unos cuantos, pidiéndoselos prestados a mi sweater rayado (como yo – colorida-).
Harry Potter descansa en mi bolso, mientras yo pienso en otras cosas; nuevos trucos.
Me animé a tantas cosas. Posta. Me bañaba y veía el shampoo destapado y me reí. Mucho.
Cómo se puede y quién lo entiende. Ni yo. A reírme, y alguna vez, a reírnos.
Infinitos, eh? Cleta, vacas, noches, libros, uf…
Pero todos en mi, en mi mochi.
Reflexión a mitad de camino: Ojalá hubiese dejado abierto el shampoo antes. Ojalá hubiese podido.
Reflexión al fin: Círculo vicioso. El contexto influye.

Letras y más letras que a mi me hacen ruido, pero del copado, del que suena tan bien, que me muero por escuchar la rola que sigue.