9.8.08

Azul


Llueve en un lugar de la ciudad; sólo en uno. Un lugar donde nos llevo a vos y a mí, y ahí nos dejo para que estemos un rato.
Ese rato dura el día, y el día lo que quiero que dure.
Las letras no entran en ese espacio, pero se cuelan infinitas miradas que guían el ritmo de un latido que no es tuyo ni mío.
Es el reflejo de otro espacio, uno que si existiera sería tan irreal como el anterior, pero igual de claro.
Ruidos de los más bajos hacen eco y los escucho de lejos, pintados de azul francia en un muro.
Cuero y piel en la misma voz, vos.
Letras negras se derraman de una pluma común a renglones complejos como llanos.
Pongo en foco la mirada y encuentro el reflejo que existe, acá en frente, bajo mis narices, siempre.

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