Mis regalos deberían de llegar

No hablo de los mismos que Fito. Hablo de los míos.
De esos que quiero, pero por sobre todo, que necesito.
A veces me creo complicada, pero días como hoy, me siento tan básica.
“Todo lo que hay acá es para Juli”. Por eso, por ese tipo de cosas es que sé que soy fácil. Es el saber que los mismos planes me alegran el momento. Que un simple caramelo si tiene dedicatoria, me endulza la tarde.
Lo sé. Lo reconozco, pero por sobre todo, lo necesito.
Hacía bastante que no escribía desde acá; qué suerte, y a la vez, qué lástima volver a hacerlo.
Pienso en que no quiero seguir esperando. Pienso en que no tengo más ganas de cambiar el mundo. Que tratar-de, ya no sirve si no lo hago conmigo. Así que ya. Siento que es momento de verme al espejo y saber que así son las cosas.
Tener la madurez para entender que así van a ser, y decidir si flotaré dejándome llevar, o me salgo del mar y ya. No quiero más nadar contra corriente. No me lleva a ningún lado y me agota los músculos.
Yo no quiero más cambiar las cosas.
Al fin y al cabo, siento que valgo y que me merezco palabras, caricias, regalos. Y si quiero más, también me lo merezco.
A veces siento que por ahí exagero, y otras miro busco y digo… y dónde están? Colgados de la pared, no.