Tal vez acá dentro si corre más rápido (sea donde sea acá dentro), pero de todas formas se queda, un ratito aunque sea. Tal vez no lo suficiente para que (te) diga lo que pienso, pero si para que lo piense y acá se quede dando vueltas.
Las formas se imponen solas o sería una buena excusa si eso pasara.
La lluvia no llega y deja el cielo despejado y al piso esperando el pasto más verde de todos.
Las historias siguen transcurriendo y me las pierdo, mientras cuento otras nuevas.
Los ruidos sí están, no tanto a la mañana, pero a la tarde cantan a coro.
Lo nuevo llega tan a menudo y está tan presente que no entiendo cómo aún sigue habiendo lugar para lo de siempre.
La piel es siempre la misma. Más o menos pecas, pero es ella.
Hay momentos que camino para atrás y no entiendo cómo de todas formas avanzo.
Y otras veces que a pesar de estar segura de estar moviéndome, estoy plantada en el suelo rodeada de flores.
Me doy cuenta que hay cosas que ya no extraño, y aunque creía otra cosa, no duele.
Me doy cuenta también de que hay otras nuevas que necesito y me empujan y me ríen, y me molestan y me llevan; pero definitivamente la piel sí es la misma.
Bloqueado el blog, no el pensamiento.
Bloqueada la alcantarilla, no el río.
